Los duendes suelen aparecer en numerosas baladas de origen inglés y escocés, así como en cuentos populares, incluyendo muchos viajes a Elphame o Tierra de los Duendes. Se trata de un reino místico, misterioso y desagradable. El duende es retratado a veces como portador de una luz positiva. Sin embargo, también existen duendes de carácter siniestro.
En la mayoría de los casos, los duendes de las baladas son criaturas de sexo masculino. El único duende femenino comúnmente mencionado es la Reina de la Tierra de los Duendes.
Los duendes no suelen ser malvados pero sí molestan a los seres humanos o interfieren en sus asuntos. Se cree que son invisibles. En la tradición anglosajona, los duendes llegaron a ser más o menos sinónimos de las hadas, que se originaron de la mitología nativa británica.
Sucesivamente, la palabra “duende” -así como el término literario “hada”- se acuñó para denotar a los varios espíritus de la naturaleza como el pwcca, hobgoblin o el brownie de los escoceses.
En la literatura victoriana los duendes aparecen generalmente ilustrados como hombres y mujeres minúsculos, con los orejas puntiagudas y usando graciosos gorros.
Un ejemplo es la Princesa Nobody (1884) del cuento de hadas de Andrew Lang, ilustrado por Richard Doyle, donde las hadas son criaturas minúsculas con alas de mariposa y los duendes son individuos pequeñísimos con gorras rojas.
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